Después de casi 1 año y medio de que el Covid impactará y cambiará totalmente la manera en la que trabajamos, nos encontramos con un problema aún peor: un comercio internacional estancado debido a la escasez de los contenedores marítimos.
Este gran desequilibrio puso en juego los flujos de la logística internacional.
Si hablamos de números, las tasas del transporte marítimo entre China y la costa de Estados Unidos subieron un 173% respecto a los dos últimos años anteriores al Covid-19.
El coste de envío de los contenedores se triplicó de gran manera pasando de los 2.000-3000 dólares a superar los 7000 en enero de 2021.
¿Pero por qué ocurrió todo esto? El motivo es que no habían suficientes contenedores marítimos para todo lo que había que traer de China, lo que generó un atascamiento en la exportación hasta Occidente con miles de productos por traer y con precios cada vez más elevados.
Todo ello, sumado a una gran demanda, produjo un retraso en el sistema logístico.
COVID-19 Y LOGÍSTICA
A principios del 2020 las restricciones provocaron una desaceleración del comercio mundial, provocando que miles de contenedores quedaran varados en Europa totalmente vacios.
Enviar los contenedores vacíos a China no era una opción por los costes que suponía este movimiento.
Pasados algunos meses, cuando la situación del Covid parecía estar más “estable”, ocurrió una demanda alta en los contenedores marítimos, gracias a que China volvió a fabricar.
¿PERO, EUROPA? ¿QUÉ PASO ALLÍ?
Aunque a simple vista parezca que el problema lo tenía China y Europa, la realidad es uqe salpica a todo el comercio internacional. Actualmente el precio de cualquier contenedor marítimo estándar enviando desde China a Europa cuesta el doble que en él 2019.
Esto origina dos opciones, esperar que se alivie el cuello de botella o aceptar los precios tan altos.